jueves

DR. CAFTA



En estos días recibí este correo, que trata como muchísimos otros que llegan a diario sobre el TLC, la diferencia de éste es la forma en que se redactó, a mí en lo personal me gustó mucho y desde mi perspectiva digno de sacar un ratito para leerlo.

Mucho se ha hablado acerca del DR-CAFTA, lo que el tico promedio conoce como TLC; tres letras que para algunos es la tabla de salvación, el pasaporte visado a un futuro increíble donde se tendrá que recoger con pala y escoba los dólares, para otros es peor que el holocausto, lo cierto es que cada quién, el que diga que sí o no como lora tendrá sus razones para hacerlo. Lo importante está en la información, saber porque estos dicen que sí o porque aquellos dicen que no, el problema es cuando la información es manipulada, tanto del sí como del no, la pelea debe ser justa, no creamos todo lo que nos dicen, o acaso creen realmente en todo eso de que Intel se va a ir; si hace casi doce años que se estableció en el país, mucho antes de que Alberto Trejos (negociador) se graduara del colegio.

La verdad del sí se reduce a un seco y casi fantasmal “Porque a mí me conviene” y no más que eso. No hace falta entonces, pensar en que el sí es por el bien de todos, porque sería otra mentira del sí. “Porque a mí me conviene” y digo a mí refriéndome a la mayoría que anda con calcomanías en el carro o con pulseritas con la molesta palabra sí (nunca falta un baboso que le lavaron el coco tampoco, dólares por sí); la gran verdad del DR-CAFTA es ese incómodo “Porque a mí me conviene”, y vamos, es una razón muy válida. Si la aprobación del TLC me pone a ganar dólares frescos cada semana, a mí que me importaría pues que desaparezca la CCSS, a mí que me importaría que las playas se vendan al mejor postor, si total puedo ir de paseo adonde estaban las torres gemelas en New York.

Digamos entonces que esto del sí y del no, deja de ser por patriotismos, es la receta enlatada gringa para nuestro progreso (quisiera pensar que podríamos mejorar por nosotros mismos) es clara: Trabajo para Los Costarricenses, a cambio de sus garantías sociales y otras cosillas en la letra pequeña (mar patrimonial o bien que sólo los inversionistas extranjeros pueden obligar al Estado costarricense a someterse a la competencia de arbitrajes privados y otras carajadillas así), nada de eso importa porque los dólares se van a caer de los árboles, como en Guatemala, como en El Salvador en los últimos dos años, el problema de las maras desapareció ahora todos viven felices y son millonarios (nótese sarcasmo, gracias) , incluso en México, es una “mentira” que el desempleo creció un 42% en diez años, seguro que lo inventaron los del no, el muro que están construyendo allá por el Río Bravo no es para frenar los “mojados” que no tienen donde caer muertos.

Y si las transnacionales se adueñan de las telecomunicaciones, en cuenta mi línea celular, el teléfono de mi casa y oficina, así como la conexión a Internet, y en el camino se distribuyen las zonas geográficas del país como nos enseñaron ya los que operan con el servicio de televisión por cable aquí y las empresas que ha pasado por Chile, Panamá, Brasil y otros con sus servicios celulares, eso tampoco me importa, yo lo que quiero es que los sindicalistas no existan y no volver a hacer fila ni esperar meses por mi línea telefónica, ni hablar de la cobertura celular.¿ Que me van a cobrar más caro por todos esos servicios?. Menos importa, recuerden que voy a ganar en dólares y con estabilidad.

Entonces, ¿Para qué un país sin TLC? No es lo mismo que Costa Rica se vuelva un país que esta bien, que Costa Rica se vuelva un país que tiene, y se ejemplifica en países tan cercanos como El Salvador, Honduras o Guatemala, y es un mal arraigado en otras latitudes de esta Latinoamérica como Chile, México, Argentina o claramente Colombia, donde al tener todo unos pocos, los que no tienen nada tienden a quitar ese algo a la fuerza, entonces sube el crimen y la forma de hacer plata fácil, como venta de drogas, asaltos a casas y comercio, secuestros express o sicariato. Un país donde los políticos o “mi papá, el dueño de la fábrica” tenga que andar con guardaespaldas y el resto “de la mano de Dios y la pata del Diablo”. Para qué un país así, un país que no soñó el bisabuelo de nadie, ni trabajó el abuelo de alguno. Las garantías sociales, aquellas que parecían inviolables hasta hace tan poco, y aquella fama de país de paz, ahora todo eso peligra por unos dólares más, para algunos.

Este es el momento de hacer un balance por la patria, de realmente hacer caso a todo lo que cantamos en los himnos y no solo repetirlos en los partidos de la selección.
Pablo Alvarado Solano

1 comentario:

Melissa Soro dijo...

Pasé a visitarme amiga!
Siga pa'delante!!