lunes

Táctica y Estrategia

Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos

Mi táctica es hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

Mario Benedetti


"Para Benedetti, la lengua, toda ella, es poética. Leída desde esta perspectiva, la obra del gran poeta uruguayo se nos presenta, no sólo como suma de una experiencia vital, sino, sobre todo, como la búsqueda persistente y lograda de un sentido, el del ser humano en el planeta, en el país, en la ciudad o en la aldea, en su casa simplemente o en la acción colectiva. Son muchas las razones que nos llevan a la lectura de Benedetti. Tal vez la principal sea ésa, precisamente: que el poeta se ha convertido en voz de su propio pueblo. O sea, en poeta universal." José Saramago

"Vivo con la pena de perder un amigo que no voy a poder volver a ver, cuando regrese a Montevideo no lo voy a encontrar y estos vacíos que me va creando la vida cada vez son más complicados de sobrellevar, a pesar de que uno entienda muy bien qué camino es éste y que no hay otro. (..)Ha sido mi amigo, siempre me ha regalado su cariño, su comprensión y su generosidad y ha sido un referente como hombre coherente, solidario y comprometido. Mientras él con sus pies empujaba la vida, también la poesía le empujaba a él, su poesía ha sido un acto de reflexión en voz alta con el que nos ha hecho reflexionar a todos; una poesía que giraba en torno a un mundo cercano plural y compartido." Joan Manuel Serrat

"Después de todo, la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida"

viernes

Alevosía de recuerdos

Ya no recuerdo muchas mañanas ni los que estuvieron en ellas,ya no recuerdo su color, ni tampoco su olor a tierra húmeda de invierno.

Recuerdo los rayos de sol entrando por mi ventana con su luz naranja.
Tus palabras, tu mirada, tus sonrisas.
Irrumpiste en mi vida como una melodía del destino acariciando mi ser
y poniéndole nombre a los deseos.

Ya no recuerdo muchas tardes ni sus olores de gente sobreviviendo,
ya no recuerdo sus perros sin nombre, ni esta ciudad sin rincones para esconderse.

Recuerdo la tarde llena de fiesta y sonrisas ansiosas a la espera de un acepto.
Tu aroma, tu tacto, tu tiempo.
Irrumpiste en mi escepticismo como una plegaria a la confianza, sorpresiva y ajena.

Ya han desaparecido muchas noches y sus oscuridades excitantes,
gélidas pieles precoses de madrugada, con lunas chispeantes y estrellas que tiritan.

Recuerdo la noche en que los luceros perdidos y el deseo se encontraron y
se mezclaron con el frío errante, dispuestos a buscar calor.
Tus uñas, tus pasos, tus ojos guardianes de lugares sin edad.
Irrumpiste en mi soledad haciéndome lanzar por los aires las páginas de los almanaques
mostrándome que el tiempo es una mentira.

Ya no recuerdo muchos días con sus noches,
ni las risas de los niños con sueños en la mirada.
No recuerdo las huellas que dejé en su caos,
ni las palabras que empaqué y dejé ir con el viento.
Ya no recuerdo los árboles ni las flores, ni a los malos con sus buenos.

Recuerdo el día en que conocí tus palabras, tu piel y tu mirada.
Tus sonrisas, tu música, tus caricias.
El día en que me busqué en tus ojos y me encontré en tu boca.
El día en que necesité de tu voz sin tiempo.