miércoles

EL GABO Y SUS CIEN AÑOS DE SOLEDAD

No puede faltar en este mi lugar un espacio para el hombre que me ha hecho vivir su realismo mágico, hombre al cuál un amigo suyo describió como, tímido hasta el sonrojo, introvertido, aficionado al vallenato, buen tocador de guitarra, glotón, madrugador, sedentario y nómada al mismo tiempo, que nunca firma sobre un papel en blanco (sus autógrafos los escribe sobre libros) y al que no le gusta viajar en avión porque dice el alma llega después que el cuerpo.

Acá les dejo este video, donde se muestra parte del discurso ofrecido por el Gabo durante un homenaje realizado por su libro 100 Años del Soledad,

Para mí el mejor de los escritores y el mejor de los libros...ojalá que lo disfruten tanto como yo, y para terminar por qué no...unas fracesitas del señor Gabriel García Márquez, referentes a su obra y su vida.

"Lo peor que le puede suceder a un hombre que no tiene vocación para el éxito literario, o en un continente que no está acostumbrado a tener escritores de éxito, es publicar una novela que se venda como salchichas. Ese es mi caso. Me he negado a convertirme en un espectáculo, detesto la televisión, los congresos literarios, las conferencias y la vida intelectual".

"El otro día, entre dos trenes, me refugié de una tormenta de nieve en un bar de Zúrich. Todo estaba en penumbra, un hombre tocaba el piano en la sombra, y los pocos clientes que había eran parejas de enamorados. Esa tarde supe que si no fuera escritor, hubiera querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, sólo para que los enamorados se quisieran más".

"¿Qué clase de misterio es ése que hace que el simple deseo de contar historias se convierta en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir por ella; morir de hambre, frío o lo que sea, con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar ni que, al fin y al cabo, si bien se mira, no sirve para nada?".

"Mi único problema en aquellos días era retomar el hilo de mi vida, pues lo más difícil de Cien años de soledad no fue escribirla sino quitármela de encima. Los lectores esperaban de mí más de lo mismo, cuando mi propósito era el contrario: no repetirme."

"Ese es un tema recurrente en mis libros, una imagen que recuerdo perfectamente en la vieja casa de Aracataca: la forma que habían encontrado mis abuelos a partir de las seis de la tarde, para no tener que estar pendientes de mí era que sencillamente, decían, ‘siéntate en esta silla y no te muevas. Porque si te vas a ese cuarto, ahí se murió la tía Petra. Y aquí se murió el tío Nicolás. Y allá se murió Petronila’.

"Cien años de soledad es un libro escrito con las experiencias de mis padres, de la gente que conocí de niño, leyendas populares, cosas que me han contado, noticias que tengo a través de los periódicos, investigaciones que hice de ciertos episodios."

"Una de esas trasposiciones es el estigma de la cola de cerdo que tanto inquietaba a la estirpe de los Buendía en Cien años de soledad. Yo pensé que el temor al nacimiento de un hijo con cola de cerdo era la que menos probabilidades tenía de coincidir con la realidad. Sin embargo, tan pronto como la novela empezó a ser conocida, surgieron en distintos lugares de las Américas las confesiones de hombres y mujeres que tenían algo semejante a una cola de cerdo."

"Mi vocación y mi aptitud son de narrador nato. Como los cuenteros de los pueblos, que no pueden vivir sin contar algo. Real o inventado, eso no importa. La realidad para nosotros no es solo lo que sucedió, sino también y sobre todo, esa otra realidad que existe por el solo hecho de contarla."

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